Julita Pou, era una actriz con quien trabajé,hace ya muchos años, en el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica. Era una excelente actriz y con fuerte acento español. Nunca supe si ese acento era adquirido o natural . En más de una ocasión le oí decir : " a letra sabida no hay cómico malo y con las luces y el maquillaje me paso a Stanislavsky por el culo". En mis oidos de joven actor esta declaración me parecía una blasfemia contra el gran maestro y contra la dignidad del teatro. Sin embargo la frase permanece en mi memoria y a medida que el tiempo pasa le encuentro mas razón. Entiendo ahora que "a letra sabida"no es simplemente letra memorizada, sino texto internalizado. Internalizar es integrar el texto en todos los niveles de nuestra corporalidad para que se exprese en términos de sensorialidad y emoción. Es hacerlo carne hasta que desaparezca como texto y se convierta en algo que va más allá de lo que el personaje dice. Es aquello que devela el secreto dolor del personaje.
Si la letra no está "sabida" el texto es como dice Hamlet:"palabras,palabras,palabras"
Los textos de los autores clásicos son ricos en todo y para poder actuarlos hay que "saber" la letra. En el proceso de ensayos de La Tempestad de Shakespeare, en mi rol de Próspero, he tenido más presente que nunca la inmortal frase de Julita Pou
En algùn hexagrama del I Ching recuerdo haber leìdo que en la antigua China se consideraba el perdòn como la màs alta expresiòn de la justicia y que lejos de hacer parecer dèbil a quien lo administraba, lo engrandecìa . Este concepto me ha sido muy ùtil para entender la escena en que Pròspero perdona a quienes le hicieron mal. Pròspero pasa casi sin transiciòn de la venganza a la compasiòn y de ahì al perdòn.
Me parece que en el Diario de Albert Camus leì que en la maldad hay una enorme dosis de sufrimiento. Esto me sirviò para que mi personaje pudiera yo enfocarlo hacia la percepciòn del sufrimiento en la maldad de sus adversarios y asì llegar a la compasiòn y al perdòn. La grandeza que adquiere tras el perdòn le permite renunciar a sus poderes màgicos y quedarse solo con la dignidad humana de la que ahora queda investido